No viniste a salvar a tus padres, no viniste a cargar con el dolor de tu pareja, no viniste a sostener a tus hermanos ni a tus hijos…
Viniste a sanar tu historia, viniste a honrar tu destino…
Honrar nuestro destino es soltar, porque intentar salvarlos es una forma sutil de no mirar tu propio dolor, de evitarte, de postergarte, de desaparecerte…
Creíste que si tú sufrías por ellos todo estaría bien, ese pacto silencioso te ha roto por dentro…
No puedes cambiar lo que cada alma vino a vivir, y entender esto no es rendirse sino crecer…
Deja de llamar amor al sacrificio, deja de llamar lealtad a tu propio abandono, no eres el salvador, eres parte del sistema y tu lugar no es cargar, es vivir…
Soltar no es traicionar, soltar es confiar en que cada quién tiene su camino y tú también mereces caminar el tuyo con paz, con dignidad, con amor, pero hacia ti…
Aprende a soltar sin culpa y sana desde la raíz…