A ocupar toda la cama, a dormir las horas deseadas, a no cocinar los domingos…
A no dar explicaciones y hacer lo que le gusta sin que nadie la critique…
A comer a la media noche y a ver sus programas favoritos, a cantar en voz alta y bailar por toda la casa, a que nadie la tache de loca…
A recibir llamadas a cada rato y contestar mensajes muy tarde…
Al olor del café por las mañanas, a tardar cuando le toca arreglarse para ir a dónde le de la gana…
Se Acostumbró a ella, a sus cosas, a su vida, a estar sola, a no esperar nada de nadie, a caminar por la vida con valores, con virtudes, con errores y a levantarse de caídas…
SE ACOSTUMBRÓ A QUERERSE…
Comprendió que no era el centro de rehabilitación de hombres que han sido criados erróneamente…
Que no es su trabajo arreglarlos, cuidarlos, o criarlos…
Que si se tiene a alguien al lado, es a un compañero de vida y no un proyecto de labor social…
Que no se trata de encontrar al amor de su vida, sino de encontrar a alguien que le de vida a su amor…
-Autor desconocido-