Dejé de insistir en buscar dónde no había nada de lo que buscaba…
Dejé de pedir con las manos cerradas…
Dejé de esperar en sillas ocupadas…
Deje de poner mis expectativas en personas para quiénes no era su prioridad…
Dejé de pretender que el otro me entendiera…
Dejé de poner los ojos y la esperanza en corazones que no querían latir al lado mío…
ENTONCES SE DIO LA MAGIA
Volví a mí, como único destino posible. Volví a mí, como único camino disponible. Volví a mí, como el único reencuentro pendiente. Volví a mí, y pude ver mis dolores y mi alma deshidratada, pidiéndome le diera agua…
Y me recibí. Me acaricié. Me perdoné. Me recosté sobre mi hombro. Me nombré con mi propia voz. Y me encontré…
Me encontré distinta pero intacta. Me tuve otra vez. Me tengo otra vez.
Y sólo entonces, se dió la magia…
Ahora tengo las llaves de las puertas que quiero abrir, aquí dentro de mí, porque sé que afuera solo están las cerraduras…
Ahora yo decido dónde. De mí depende el cómo. Yo elijo cómo. Yo elijo con quién. Yo decido qué quiero. Yo decido lo qué merezco…
Y la magia volvió a mí, porque nunca se fue, porque siempre habitó en mi interior, pero no me permitía verla, porque todavía no me amaba…
Y así, bajé a mis sombras y resucité. Me abrace. Me acepté y seguí viva. Pero esta vez eligiendo vivir plenamente…