Un ratón, espiando a través de un agujero en la pared, vio al granjero abrir un paquete frente a su esposa y sacar una trampa para ratones…
Aterrorizado, corrió a advertir a los otros animales: ¡Hay una trampa para ratones en la casa! – gritó con urgencia…
El pollo, ocupado escarbando en el suelo, respondió riendo: Lo siento por ti, pero eso no es un problema mío…
El ratón se dirigió al cordero, quien respondió con indiferencia: Lo lamento, pero no me concierne…
Finalmente, el ratón pidió ayuda a la vaca, quien contestó con desdén: No veo cómo eso podría ser un peligro para mí…
Decepcionado, el ratón regresó a casa y esa noche, la trampa se activó…
Al oír el ruido, el ratón se asomó y descubrió que la trampa había atrapado la cola de una serpiente venenosa…
Aunque herida la serpiente, logró morder a la esposa del granjero, dejándola gravemente enferma…
Para ayudarla a recuperarse, el granjero decidió prepararle un caldo caliente y sacrificó al pollo…
A pesar de los cuidados, la mujer no mejoraba y los vecinos acudieron a visitarla y para alimentarlos, el granjero mató al cordero…
Desafortunadamente, la esposa no sobrevivió y para cubrir los gastos del funeral, el granjero tuvo que vender la vaca…
Moraleja:
Cuando alguien te habla de un problema, no lo ignores pensando que no te afecta, porque cada dificultad, por pequeña que parezca, puede tener consecuencias que nos involucran a todos.
El mundo sufre no solo por la maldad, sino sobre todo, por la apatía de los buenos, cultivemos la empatía, porque ayudar a los demás es también ayudarnos a nosotros mismos…