Es sentarte sólo, quieto, callado, con los ojos cerrados y estar consciente…
Es olvidarte del mundo, olvidarme que existes, no relacionarte con nada, con ningún pensamiento…
Es quedarte quieto y callado por dentro, es ser el silencio que observa cualquier ruido, es dejar pasar los pensamientos cómo si fueran aves sin desarrollarlos…
Es sólo sentir tu propia presencia silenciosa y ser consciente de que eres consciente…
Es quedarte sólo contigo mismo, como envolviendo completamente a tu propio corazón…
Es no luchar con los pensamientos, no luchar con nada y volver dulcemente la atención una y otra vez hacia la sensación de estar vivo…
Es ver moverse los pensamientos y mantener la ecuanimidad, permanecer en la quietud…
Es sentirse sumergido en la vastedad del Universo, sintiéndote uno con el espacio ilimitado de los confines de la eternidad…
Es sentir tu propio vacío, sin llenarlo con cosas, experiencias o personas…
Es escuchar los sonidos de dentro o fuera del lugar en que te encuentras y dejarlos ser lo que son, sólo eres un observador imparcial sin juicios, que lo incluyes todo dentro de tu meditación…
Es penetrar en el oscuro vacío interior y con serena confianza esperar, ya que tarde o temprano se llenará de luz…
Esa luz es tu salvación, es todo lo que te falta. Esa luz atemporal e infinita eres tú más allá de la persona mortal que te han hecho creer que eres…