Temía estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo…
Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso
si no lo intento…
Temía lo que la gente opinara de mí,
hasta que me di cuenta de que de todos modos opinarían de mi…
Temía me rechazaran, hasta que entendí que debía tener fe en mí mismo…
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer…
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras…
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien un comienzo…
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más
que ignorancia…
Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo…
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría
día a día…
Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más…
Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella…
Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar…
Hagamos que nuestras vidas, cada día tengan más vida, y si nos sentimos desfallecer, no olvidemos que al final siempre hay algo más..
Seamos conscientes de que el miedo y el temor no son nada, somos nosotros los que le damos poder y «realidad». Quitemosle nuestra atención y se desvanecerán…
Contra lo que te resistes, persiste. Esto es la no lucha. Y lo contrario es, el AMOR Y AMAR…
(Texto de autor/a desconocido/a)