Los seres humanos somos muy hábiles tapando el dolor, racionalizando desde la mente, desconectándonos del sentir, construyendo corazas magníficas que casi, casi son creíbles…
En ocasiones, tenemos tanto miedo al dolor que también evitamos el placer y cerramos el corazón para evitar nuevamente arriesgarnos a sentir…
El niño herido aparece así en nuestra vida adulta y empezamos a crear parejas co-dependientes, parejas vacías, porque ninguno de los dos se muestra realmente…
Es que la pareja despierta nuestras heridas y temores más profundos, y también despierta en uno un conmovedor anhelo. El anhelo a que gracias a ti, deje de sentir este miedo tremendo a la soledad, al abandono, al rechazo, a ser usado o manipulado…
Surge el deseo que el otro pueda llenar nuestros vacíos, pueda sanar a nuestro niño herido. Pero eso no es posible, nadie puede hacer ese trabajo por uno…
Aceptar el dolor, revivirlo, es la única manera de sanar a nuestro niño interior, duele sí y mucho, pero cuanto más profundo entres en el dolor mayor será la sanación…
Traerás a tu recuerdo todo lo que te dolió de pequeño, quizás el sentirte abandonado, que es una herida que casi todos portamos…
Para un niño es muy fácil sentirse abandonado y ese sentimiento de abandono conecta con la muerte, porque si a un niño le abandonan, muere…
Por eso duele tanto esa sensación de ser abandonado, que se reactiva en nuestra vida adulta. Por ejemplo, cuando hay una ruptura de pareja, ese niño herido vuelve a revivir el abandono-muerte de su infancia…
Ahora es cuando debes revivir la sensación de abandono de tu infancia, olvidándote de la mente, para solo sentir ese dolor, sin reprimir las emociones que puedan aparecer, cómo sentir rabia hacia quienes nos hicieron sentir abandonados, nuestros padres…
Y aquí no estamos culpando a los padres de nada, porque ellos hicieron lo mejor que pudieron con lo que conocían y tenían…
Pero el niño herido tiene derecho a lamentar las necesidades que no fueron satisfechas, todo lo que le faltó y lo que le dolió…
Un niño no racionaliza, no justifica, no entiende, el niño solo siente. Y cuando éramos pequeños no se nos permitió expresar el sufrimiento que sentimos y así es cómo reprimimos el dolor…
Es hora de sacarlo fuera, así que deja a esa criatura que llore, que se enfade, que grite, ese dolor no mata; pero lamentablemente el que se reprime si lo hace lentamente…
Cuanto más profundo entres en el dolor, es cuando después serás más capaz de tocar el cielo y sanar tu corazón para confiar nuevamente…
Se destruirán todas tus corazas y te abrirás al amor y a la intimidad verdadera, permitiendo que él otro pueda ver quien realmente eres y ame tú ser único, porque sabes que vales por lo que verdaderamente eres…
Por fin llegaste, al descubrir que problema no era el dolor, que el problema fue luchar contra el…
Y ahora que has sanado te mueves en las llanuras, caminas por las cumbres, desciendes a los valles, porque has abierto tú corazón al amor…