Sanar es un proceso de comenzar a darte cuenta de aquellos pensamientos, formas de hacer las cosas, creencias y emociones que ya no resuenan contigo, que te producen ansiedad e incluso coraje y que las adoptaste en algún momento pero que no son tuyas, sino que te fueron impuestas.
Para comenzar a sanar es necesario cuestionarlo TODO, el por qué haces lo qué haces; por qué piensas cómo piensas; por qué reaccionas de una u otra forma a ciertas situaciones; por qué dejas de hacer cosas; por qué tienes los amigos que tienes; por qué trabajas en lo que trabajas; por qué comes lo que comes, etc.
Sanar es aprender a aceptarte; es amarte con tus defectos y virtudes; es abrazar tu cuerpo; es saber que cada día tienes la posibilidad de ser mejor; es elegir sentirte mejor contigo mismo.
Sanar es comenzar a ser honesto contigo; es ver en las caídas o errores, el gran aprendizaje que tú alma necesitaba para seguir evolucionando; es reconocer la fortaleza, que te ha convertido en la persona que ahora eres.
Sanar es perdonar y perdonarte por haberte equivocado, y elegir hacer las cosas de una forma distinta.
Sanar es aprender a escuchar a tu cuerpo; a tu intuición; es estar conectado con tu sabiduría interna; es entender que nadie puede saber mejor que tú, lo que tú necesitas y lo que es mejor para ti.
Sanar es cortar aquellas relaciones o situaciones que son tóxicas en tu vida y que te generan emociones negativas constantemente.
Sanar es hacerte consciente desde dónde haces las cosas, esa primerísima intención detrás de tus actos: sí son coraje, envidia, miedo, ego, interés, venganza; o nacen desde el amor, la compasión, la ganas de ayudar, la gratitud.
Sanar es entender que el deseo del Universo es dártelo todo en abundancia, que hay para todos más que suficiente, y que lo que reconoces en otros, también está dentro de ti.
Sanar es ponerte tú en primer lugar y ya no en el último, para desde ese lugar salir a los demás.
Sanar es contactar con tus emociones más profundas y aceptarlas, para ya no seguir guardándolas dentro de tu cuerpo, porque esto sólo ha hecho que enfermes.
Sanar es entender que siempre tienes la posibilidad de cambiar, de reinventarte, de comenzar de nuevo y hacerlo todo de manera diferente.
Sanar es aprender a tomar aquellas medicinas que sanan tu cuerpo y alimentan el alma; algunas de ellas disfrazadas de personas que te ayudan a ver las cosas que no habías visto antes; otras, a través de un libro; de un maestro; de herramientas que puedas comenzar a aplicar en tu vida.
Para sanar lo más importante es: estar DISPUESTO A SANAR sin excusas ni autoengaños, entendiendo de dónde vienes, y qué todo lo vivido ha sido parte de tu proceso evolutivo.
Sanar es saber que finalmente tú historia SÓLO DEPENDE DE TI, que es un proceso dónde cada pequeño o gran cambio se convirtió en un REGALO PARA AQUELLOS QUE VIENEN DETRÁS DE TI, dónde tú corazón se regocija en un profundo sentimiento de amor puro e incondicional y satisfacción plena.