Entrenar la mente para ser más objetivos no significa apagar tus emociones, sino aprender a ver la realidad con ellas, pero sin que te arrastren…

Cuando algo te provoca una reacción fuerte detente y haz una pausa, respirando profundamente 3 veces antes de responder. Esta pausa corta, le da a tu mente racional un espacio para evitar reacciones impulsivas…

Separa los hechos de las interpretaciones.
Hecho: lo que cualquier persona podría constatar.
Interpretación: tu lectura personal de ese hecho.
Este ejercicio es muy poderoso porque nos muestra dónde empieza nuestra proyección…

Observa desde “fuera”, imagina que eres un testigo silencioso que ve la situación desde arriba, como si fuera una película y pregúntate:
Si yo fuera un observador imparcial, ¿qué vería aquí?…

Luego, busca la otra versión y haz el ejercicio de defender mentalmente la postura contraria a la tuya, aunque no la compartas, porque al hacerlo amplías la visión y reduces el sesgo personal…

Finalmente, cultiva el silencio interno sentándote en quietud unos minutos al día, esto te ayudará a que tus pensamientos se asienten y no dominen tu percepción…

El practicar mirar una situación desde la objetividad, sin perder la compasión, te entrena no solo mentalmente, sino también a nivel emocional y energético…