El resentimiento surge cuando sentimos que hemos sido tratados injustamente, heridos o traicionados, y no hemos podido o querido procesarlo, perdonarlo o soltar lo sucedido…
Es la suma de enojo guardado + dolor acumulado + memoria del agravio…
Suele alimentarse de pensamientos repetitivos sobre “lo que pasó” y de la sensación de que aquello sigue sin justicia o reparación…
Consume nuestra energía emocional y afecta nuestras relaciones, salud y paz interior…
Es una emoción que muestra enojo y dolor no resueltos mantenidos en el tiempo hacia una persona, situación o incluso hacia uno mismo…
Cuando al resentimiento lo acompaña el rencor, se bloquea el acercamiento y el perdón…
El resentimiento acompaña las quejas y engrandece aún más la energía al ego manteniendo la herida abierta…
Muchas veces, esas fallas que percibimos en el otro ni siquiera existen, sólo son una interpretación que hacemos desde la información que guardamos y que proyecta nuestra mente condicionada…
Vemos enemigos por todas partes y sentimos que estamos en lo correcto, por lo tanto, somos superiores al otro…
Sanamos cuando no nos alimentamos de pensamientos repetitivos sobre “lo que pasó” y dejamos ir esa sensación de que aquello sigue sin justicia o reparación…