Dicen que antes de nacer, cuando decidimos venir a la Tierra a vivir la experiencia humana, realizamos pactos entre conciencias amigas, entre colegas en la tarea de nuestra evolución…
Cada uno selecciona las experiencias que desea vivir y necesita sanar en ésta encarnación…
Tal vez venimos a aprender a través del desapego, de la soledad, de la observación, del estudio, del liderazgo…
Tal vez a explorar las relaciones; vivir la discapacidad; nacer en países o situaciones complejas; experimentar la humildad de dejarse cuidar o de cuidar de otros; de vivir el reto de la riqueza material aplicando criterios éticos o de la pobreza; etc…
Cómo cuándo se eligen las materias para matricularse en la universidad, se concretan las misiones, las interrelaciones y cada cuál recibe su papel; hay que ser valientes para venir a la Tierra sabiendo que venimos con todo olvidado, sin cartas marcadas y nacemos…
Algunas de estas almas se encontrarán desde su nacimiento; ellos son los hermanos, la familia, esa gente tan próxima y que muchas veces nos hace tanto daño o nos resultan tan ajenos…
A otros les corresponde ser compañeros de colegio, vecinos, mejores amigos, primeros amores, amigos de la universidad o el trabajo…
A otros nos los encontraremos ya de adultos, «por casualidad», aunque detrás de cada casualidad se teje un plan que no percibimos, una causa que ha nacido de un acuerdo…
Con algunos apenas nos rozaremos; el médico que nos atiende en un accidente, el desconocido que nos ayuda en una situación difícil, el vecino insolente y ruidoso que nos hace ensayar la paciencia y los que nos llevan al límite…
Nada es casual en la vida de nadie, todos tenemos libre albedrío, y es así cómo nos hemos repartido los roles a desempeñar, pero sin guión, improvisando….
Cada uno crea sus propios diálogos y acciones, aprende de las lecciones, toma iniciativas, asume responsabilidades, elige victimizarse o el aprendizaje…
Tal vez merezca la pena pensar ¿Por qué me ha tocado ese jefe o compañero exigente, crítico y perfeccionista?¿Y esas parejas sucesivas que no se comprometieron conmigo, esas aprovechadas o abusadoras, los que me traicionan y abandonan?
Y si lo que debes hacer es renunciar a trabajar en esa empresa, el aprender a decir que NO sin sentimiento de culpa, el poner límites, entrenar la iniciativa o el desapego, trabajar el merecimiento y amor propio…
Es difícil saber lo que venimos a resolver con cada persona, pero el Alma si lo sabe y nos susurra mensajes a través de la intuición, esa intuición que tantos ignoramos…
No lo recordamos, pero a veces intuímos qué hay un acuerdo para permanecer en el grupo, dónde cada miembro interviene desde su propio desarrollo de consciencia y colabora con el desarrollo de consciencia de los demás…
En cada encarnación, cada vez que nos vestimos con un traje, es para agregarle conocimientos a nuestra consciencia individual, porque cada experiencia es personal y única, por lo que no puede compararse con la de nadie más…
Algunas experiencias nos nutren, nos acarician y serenan; otras nos enseñan a través del dolor y el sufrimiento; pero en todos los casos son acuerdos de Almas con nuestros Ángeles Sanadores, que desde algún lugar del amor, vienen a nuestras vidas respetando los acuerdos previos…
Mirémosnos directamente al alma y en silencio digamos: “Te reconozco y te doy las Gracias por respetar el pacto acordado”…