SOBRE LA IMPORTANCIA DEL AMOR PROPIO

—¿𝐏𝐞𝐫𝐨 𝐭𝐮́ 𝐦𝐞 𝐚𝐦𝐚𝐬?—

Preguntó Alicia.

—¡No, no te amo!—

𝘙𝘦𝘴𝘱𝘰𝘯𝘥e 𝘦𝘭 𝘊𝘰𝘯𝘦𝘫𝘰 𝘉𝘭𝘢𝘯𝘤𝘰.

Alicia arrugó la frente y comenzó a frotarse las manos, como hacía siempre cuando se sentía herida.

—¿𝐋𝐨 𝐯𝐞𝐬?—

𝘋𝘪𝘫𝘰 𝘦𝘭 𝘊𝘰𝘯𝘦𝘫𝘰 𝘉𝘭𝘢𝘯𝘤𝘰.

—Ahora te estarás preguntando qué has hecho mal, para que no consiga quererte al menos un poco, qué te hace tan imperfecta, fragmentada.

Es por eso que no puedo amarte. Porque habrá días en los cuales estaré cansado, enojado, con la cabeza en las nubes y te lastimaré.

Cada día pisoteamos los sentimientos por aburrimiento, descuidos e incomprensiones. Pero si no te amas al menos un poco, si no creas una coraza de pura alegría alrededor de tu corazón, mis débiles dardos se harán letales y te destruirán.

La primera vez que te vi hice un pacto conmigo mismo:

«¡𝐄𝐯𝐢𝐭𝐚𝐫𝐞́ 𝐚𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐡𝐚𝐬𝐭𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐲𝐚𝐬 𝐚𝐩𝐫𝐞𝐧𝐝𝐢𝐝𝐨 𝐚 𝐚𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐚 𝐭𝐢 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐚!»—

Por eso Alicia no, no te amo.

Lewis  Carrol