Una buena Madre es aquella que se va volviendo innecesaria con el paso del tiempo…
Ha llegado la hora de reprimir el impulso natural materno de querer colocar a nuestros hijos debajo del ala, protegidos de todos los errores, tristezas y peligros…
Es una ardua batalla, lo confieso, controlar a la supermadre que todas tenemos dentro…
Pero se que realizar la labor de madre correctamente, es tener que volverse innecesaria…
Explico qué es lo que esto significa:
Ser «innecesaria» es no dejar que el amor incondicional que siempre existirá, provoque dependencia en los hijos, a tal punto, de que que ellos no sean capaces de poder ser autónomos e independientes…
Ellos deben estar listos para trazar su rumbo, hacer sus elecciones, superar sus frustraciones y cometer sus propios errores…
El amor es un proceso de liberación permanente, y ese vínculo no deja de transformarse a lo largo de la vida…
Hasta ese día en que los hijos se vuelven adultos, para crear su propia familia y recomenzar el ciclo de nuevo…
Lo que ellos necesitan es tener la seguridad de que estaremos siempre para ellos, en el acuerdo o la divergencia; en el triunfo o el fracaso; siempre dispuestas a apapacharlos, abrazarlos y consolarlos en los momentos difíciles…
Los padres y madres solidariamente, crían a sus hijos para que sean libres y no esclavos de nuestros propios miedos…
Este es el mayor desafío y la principal misión de los padres…
Cuando aprendemos a ser «innecesarios» nos transformamos en un puerto seguro, donde ellos puedan atracar cuando necesiten de nuestra asistencia…
A quién ames dale alas para volar…
Raíces para volver…
Motivos para quedarse…
Hagamos hijos independientes y seguros de sí mismos, para que vivan una vida plena…
Qué pasen un hermoso día de la Madre