Lo que te voy a contar
es porque me puse a pensar
en los años que he cumplido
y he comprendido el sentido
al ver mi vida pasar…
Y aunque mi edad es de abuela
y mis manos a veces ves temblar,
mi corazón sigue joven
y con fuerza para amar…
Y joven es mi cabeza
a la hora de pensar…
Y aunque también peino canas
y gafas uso a veces al mirar,
eso son signos externos
de lo que llaman edad…
Y solo pasa en mi cuerpo,
en el cuerpo material,
pero mi mente y mi espíritu
ahora gozan de paz,
porque he aprendido a quererme
y a no juzgar, y a aceptar.
Y estoy mirando la vida
con otro nuevo mirar…
Y he sentido que a ti, niña,
te lo quería contar,
para que lo tengas claro
y nadie te pueda engañar…
Que cuando hay amor del bueno,
cuando hay amor de verdad,
no hay sufrimiento ni engaño,
ni nadie es menos ni más…
Que amor es dejar que el otro
goce de libertad,
y el otro te deja a ti
de tu libertad gozar…
El amor es libertad,
y dialogar con respeto,
y hablar y comunicar,
y compartir lo que hay
sin querer menos ni más,
que todos somos igual…
Y para llegar a esto
lo primero es aceptar
que tú eres lo más importante
y lo primero en amar…
Y cuando esto tienes claro
tu autoestima sube a grados.
Y si contigo estás bien
es cuando puedes querer al otro
de verdad también…
Porque si tú no te quieres
ni te conoces ni crees,
¿Cómo a otro vas a querer?
¿Lo entiendes mi niña?
Que nadie pueda engañarte
diciéndote que es amor
algo que te causa miedo,
sufrimiento o dolor,
porque el amor es lo que sana,
nos alegra y da la vida,
y nos da la luz cada mañana…
Esto te lo cuento yo, niña,
que estoy feliz y estoy sanada,
y aquí, en la casa de acogida de Pepe Bravo,
estoy encantada…
Autor: Joanna Powell